¿Se deben hacer series para entrenar?

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Es muy habitual en el mundo del entrenamiento hablar de hacer series, pero ¿todo el mundo debe hacer series? Esta pregunta en algún momento u otro todo el mundo se la ha hecho, y ante todo debemos tener claro para que entrenamos, o dicho de otro modo, cuál es el objetivo.

Como ocurre con la mayoría de cosas en la vida, todo necesita un orden, y temporizar el entrenamiento nos ayuda a saber qué debemos hacer y en qué momento debemos hacerlo. La adecuada sistematización de esta organización y el contenido o método de entrenamiento a utilizar, está basado en el principio del entrenamiento (Billat, 2002). Uno de estos principios es el estímulo efectivo, es decir, realizar un esfuerzo suficientemente intenso para desencadenar unos procesos adaptativos. Este estímulo debe ser suficientemente específico para conseguir el objetivo marcado en cada momento (Martin et al., 1991). Por tanto, debemos tener claro que para que un estímulo sea efectivo, debe ir determinado por los parámetros del esfuerzo: Intensidad, duración, densidad, amplitud (repeticiones) y frecuencia. Todos estos efectos en el entrenamiento constituyen el principio básico del entrenamiento (Hüter-Becker et al., 2006).

Una vez entendido este concepto, cada persona debe hacer la reflexión de cuánto tiempo dispone para entrenar, ya que no será lo mismo entrenar dos veces por semana, que todos los días de la semana. Posiblemente, una persona que tiene dos días para entrenar, con el mero hecho de salir ya genera suficientes estímulos para provocar unos beneficios, o si tiene como objetivo mantenerse en forma, seguramente haciendo ejercicio a baja intensidad un rato tiene suficiente ( Billat, 2002). Con todo ello, nos referimos a la importancia que tiene la utilización del principio de la progresión y la individualización del entrenamiento. La progresión nos marcará la necesidad de incrementar la carga del entrenamiento, ya sea por la edad del individuo, el momento de la temporada o incluso la capacidad de asimilar la carga (Matveyev, 1989). En cuanto a la individualización, consiste en adaptar el entrenamiento a las características de cada sujeto, como puede ser cuánto tiempo lleva entrenando, cuánto tiempo dispone para entrenar, salud, constitución física, etc. Como muy bien dicen Delgado y coles. (1999), no todo el mundo debe hacer lo mismo, cada plan de entrenamiento debe adaptarse a la persona y no la persona adaptarse al plan de entrenamiento.

Como resumen de las diferentes reflexiones mencionadas anteriormente, debemos haber entendido que las series sólo nos servirán si sabemos porqué las estamos haciendo, y cuál es el objetivo que queremos alcanzar con ellas. De ahí surgirá la siguiente pregunta: ¿Todas las series son iguales?

 

Referencias bibliográficas:

Billat, V. (2002). Fisiología y metodología del entrenamiento. De la teoría a la práctica (Vol. 24). Editorial Paidotribo.

Delgado, M. y cols. (1999). Entrenamiento físico-deportivo y alimentación. De la infancia en la edad adulta. Barcelona. Paidotribo.

Hüter-Becker, A., Schewe, H., y Heipertz, W. (2006). Fisiología y teoría del entrenamiento . Editorial Paidotribo.

Martin, D., Carl, K., y Lehnertz, K. (1991). Handbuch Trainingslehre. Schorndorf.

Matviev, LP (1989). La Periodización en el Entrenamiento Deportivo. Madrid. INEF.